"Del retrato me gusta la relación verbal y no verbal que se establece entre observador y observado, la mirada perdida del que no sabe cómo le miran."
Hola Sara, ¡bienvenida a Harpo! Cuéntanos un poco sobre ti: ¿quién eres y a qué te dedicas?
¡Pregunta gigante e inabarcable! Si quisiera acotarme mucho, diría que soy Sara, nacida y crecida en Barcelona ciudad. Estudié Bellas Artes y dirección artística.
Como fotógrafa, ahora mismo estoy muy diversificada, desde reportaje social hasta pasarela, publicidad, moda…
¿Cómo empezaste con la fotografía y cómo fue el camino hasta convertirla en tu profesión?
Dibujé toda mi vida hasta que en la adolescencia empecé a jugar con una Lubitel 166B (sin fotómetro, claro). Era juego puro y desde ahí fui descubriendo herramientas y la fotografía como lenguaje en una conversación conmigo misma.


¿Qué te inspira en tu día a día?
¡Todo es exponencialmente inspirador! La música en el coche, conversaciones con mis amigos… Aunque este año me he mudado al campo y tanto mi casa como los alrededores, con todo lo que ello me ha traído, es la rutina más maravillosa que he tenido hasta el momento.
Ver pasar las estaciones en las flores con su caos ordenadísimo, los árboles, cómo cambia el modo en el que entra el sol en casa y ver cada día el cielo. Las conversaciones con mis nuevos vecinos, la rutina aquí.
Si tuviéramos que destacar algo de tu trabajo, serían los retratos. ¿Qué es lo que más te gusta de este tipo de fotografía?
De los retratos me gusta la relación verbal y no verbal que se establece entre observador y observado, la mirada perdida del que no sabe cómo le miran. Yo aún me pongo nerviosa en los primeros disparos.
"Una cosa que me han repetido es que confío demasiado o muy rápido en las personas (...). Me gustaría transmitir esa confianza como elogio a la esperanza."
De hecho, viendo tus fotos, tan íntimas y cercanas, parece que establezcas un vínculo muy especial con las personas y situaciones que retratas. ¿Cuánto dicen de ti tus fotografías y que te gustaría transmitir con ellas?
Hasta hace poco una cosa que me han repetido es que confío demasiado o muy rápido en las personas.
Ahora mismo lo que siento es que eso es algo que hay que preservar además de la inocencia. Me gustaría transmitir esa confianza como elogio a la esperanza.
Hace poco publicaste una serie de fotografías de tu abuela que nos encantó. ¿Forman parte de un proyecto en curso?
¡Muchas gracias! Mi abuela es un continuo en mi vida. Hace unos años le diagnosticaron Alzheimer y desde entonces fotografío muchas de las cosas que ella ya no puede recordar.


Vemos que trabajas tanto con el formato analógico como con el digital. ¿Qué te aporta la fotografía analógica vs. la digital?
Si no fuera por el coste extra, el tempo que me marca el analógico es de lo más interesante. La reflexión previa, con la espera posterior que deja asentar todo en lo que se ha querido una agarrar en el tiempo.
¿Qué cámara y carretes sueles usar?
Mi cámara más usada en analógico es una Canon F1. Los carretes… ¡los que sean!
Un fotógrafo o fotógrafa que te haya marcado.
Alessandra Sanguinetti, Imogen Cunningham, Diane Arbus, Ryan Mcginley, Francesca Woodman, Jordi Gual…
Si tuvieras que recomendarnos un fotolibro, ¿cuál sería?
Way Far de Ryan McGinley.

