Lo etéreo y tenebroso en Francesca Woodman

"¿Estoy en la fotografía? ¿Estoy entrando o saliendo de ella? Podría ser un fantasma, un animal o un cuerpo muerto, no solamente esta niña sentada en la esquina."

Francesca Woodman (Denver, 1958 – Nueva York, 1981) es una de las personalidades más estudiadas e influyentes de la historia de la fotografía. Sus innovadoras e inquietantes imágenes se centran en la feminidad, la corporeidad, la evanescencia y la relación del sujeto con el espacio. De hecho, destacan sus numerosos autorretratos (donde aparece desdibujada, medio escondida, desnuda, retorcida) en lugares abandonados y fantasmagóricos, para retratar una belleza etérea y, a la vez, tenebrosa.

Tras su trágico suicidio en 1981, cuando tan sólo tenía 22 años, Francesca Woodman se ha convertido en una fotógrafa de culto y, a día de hoy, su obra sigue generando debate y fascinación.

Self-portrait at thirteen (Colorado, 1972)

Impulsada por sus padres (el padre era pintor y la madre ceramista y escultora), Francesca Woodman empieza en el mundo de la fotografía desde muy pequeña y enseguida entiende el arte como una forma de vivir, de pensar y de expresarse.

Su padre le regala una Yashica 2 ¼ x 2 ¼ y es la cámara que más utiliza a lo largo de su carrera. Con esta cámara, realiza su primer autorretrato Self-portrait at thirteen (Colorado, 1972), en el que ya se identifican algunos de los puntos clave de su obra: fotografías en blanco en negro con un solo sujeto -muchas veces desdibujado u oculto-, formato cuadrado, uso del autorretrato y del movimiento.

"Entonces hubo un momento en el que no necesitaba traducir las notas: iban directamente a mis manos."

Entre 1975 y 1979, Francesca Woodman estudia Bellas Artes en Rhode Island School of Design (Providence). Gracias a una beca concedida por el centro de estudios, puede vivir algunos años en Roma. De ahí surgen las resonancias clásicas de su corpus fotográfico y su influencia del surrealismo, del que también hereda su gusto por la literatura gótica.

De estas corrientes, proviene la atmósfera fantasmal tan característica en sus fotografías -en las que los espacios y objetos parecen tener una presencia física más tangible que la suya propia- y su gusto por experimentar con la iluminación y las dobles exposiciones para generar imágenes totalmente evocadoras y misteriosas

En Roma, Francesca produce sus famosas series relacionadas con el tema de los ángeles: Angels, On being an angel, From a series on angels y From angel series. En ellas, los ángeles nada tienen que ver con lo luminoso o celestial, sino más bien con seres decadentes y evanescentes, situados en edificios abandonados y paredes que se caen a trozos.

En 1979, terminados sus estudios de Bellas Artes, Francesca Woodman se muda a Nueva York para abrirse camino en el sector de la fotografía. Allí presenta su portfolio a numerosas galerías y revistas de moda y, a pesar de obtener algunos trabajos temporales como secretaria y asistente de fotografía, no consigue el éxito esperado y esto la lleva a un estado depresivo que, en última instancia, provoca su trágico suicidio en 1981.

Con su prematura muerte, Francesca Woodman deja tras de sí una obra de un enorme poder poético y simbólico, compuesta por más de 800 fotografías impresas en las que sus autorretratos fantasmagóricos han sido interpretados por algunos como un anticipo de su muerte y, como afirma Gloria Crespo en un artículo de El País, "ha dotado a su leyenda de un aura romántica y maldita que alimenta el misterio que se cierne sobre su figura".


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