"Todas las fotografías son monumentos. Si fotografías esta taza en la mesa, por ejemplo, le estás dando importancia. Y con el tiempo, las fotografías se parecen cada vez más a monumentos."
La obra de Guido Guidi (Cesena, Italia, 1941) ocupa un lugar fundamental en la reflexión en torno al paisaje contemporáneo, el urbanismo y la arquitectura, así como sobre el propio medio fotográfico. Entre sus referentes, cita a grandes fotógrafos como Walker Evans, Lee Friedlander, Stephen Shore o su compatriota Luigi Ghirri - aunque también se refiere a los artistas del siglo XV, como Brunelleschi, Uccello y Fra Angelico, cuya obra conoce a la perfección.
A lo largo de su vida, Guido Guidi ha vivido siempre en el mismo barrio a las afueras de Cesena, una ciudad al noreste de Italia entre Rímini y Bolonia. Un terreno llano y agrícola que Guidi ha convertido en el paisaje de sus fotografías.
Así, lejos de la típica postal italiana de bonitos paisajes y monumentales ciudades, Guido Guidi centra su mirada en lo periférico, los suburbios y aquellos espacios que nadie suele ver y donde aparentemente nada ocurre: un edificio agrícola junto a la carretera, interiores domésticos, postes de hormigón, tiendas con las persianas cerradas, cables aéreos, cruces de caminos, pueblos inmóviles y desprovistos de encanto o calles casi vacías por las que a veces atraviesa un niño.

Marta Dahó, la comisaria de Da Zero, la mayor retrospectiva dedicada a Guidi hasta la fecha en La Virreina Centre de La Imatge (Barcelona), comenta que el objetivo del fotógrafo no es tanto dar visibilidad o destacar estos espacios periféricos u olvidados, sino que trabajar en esas zonas infrarrepresentadas es para él una suerte de zona franca no contaminada de referentes estéticos que le permite moverse con mayor libertad y mirar sin tantos condicionamientos.
Guido Guidi insiste en la importancia, incluso en la trascendencia, de lo aparentemente anodino y, en contra de la idea del 'momento decisivio' de Cartier-Bresson, refuta la idea de que el trabajo del fotógrafo sea capturar un punto de inflexión o la esencia de algo. Según el fotógrafo italiano, Todos los momentos son decisivos, y ninguno. Su trabajo no trata, pues, del momento decisivo sino más bien del momento provisional, la idea de que este momento forma parte de muchos otros igualmente importantes.
A menudo, vemos en sus imágenes algún tipo de apertura: una puerta, una ventana, los arcos de un pórtico, incluso el borde de la lente. Forma parte del juego, después de todo, una fotografía es un marco, y si pones un marco en la imagen, estás sugiriendo que este no es el mundo entero, que hay algo afuera, dice. Es otra forma de honestidad, en su intento de mostrar los límites del medio fotográfico e insinuando su propia subjetividad como fotógrafo.

Guido Guidi ha dicho en varias ocasiones que la cámara va por su cuenta y que no suele obedecerle, pero que justamente esa cámara que 'va por libre' es la que le enseña a ver y capturar cosas que no esperaba encontrar.
"Muchas veces no miro cuando presiono el obturador."
Evitando la tecnología digital, el fotógrafo italiano ha utilizado principalmente una cámara de gran formato de 25x20cm, según él, la más grande y voluminosa que una sola persona puede llevar. Esto le permite capturar la escena con todo el lujo de detalles, desde las texturas o densidades de las paredes, hasta las grietas y pequeños reflejos.
En palabras de Guido Guidi, Todas las fotografías son monumentos. Si fotografías esta taza en la mesa, por ejemplo, le estás dando importancia. Y con el tiempo, las fotografías se parecen cada vez más a monumentos. En el caso de las fotografías de Guido Guido, podríamos hablar de modestos monumentos a la dignidad de lo cotidiano.

