"Situar mis fotografías siempre ha sido complicado, porque nunca me gustaron las etiquetas. No me veo ni muy fotógrafo, ni muy pintor, ni muy artista, ni muy nada. Estoy entre algo que me entretiene."
Hola Vari, ¡bienvenido a Harpo! Cuéntanos un poco sobre ti: ¿quién eres y a qué te dedicas?
Hola soy Vari desde niño, Evaristo en el DNI. Nací en Ferrol y vivo en A Coruña desde los 10 años. Soy fotógrafo amateur desde aproximadamente 1980... La fotografía me permite disfrutar de mi mundo a través de esa ventana mágica.
Si tuvieras que remontarte a tus inicios como fotógrafo, ¿cuál es el primer recuerdo que te viene a la cabeza?
Comencé a tomar fotografías a partir de los 14 años aprox., cuando mi padre, artista también amateur, me regaló una Voigtlander Vitoret totalmente manual para que le reprodujera sus dibujos, pinturas y piezas de hierro forjado. Aprendí a fuerza de prueba-acierto-error.

Con tus imágenes creas escenarios atemporales e indefinidos, cercanos al mundo difuso de los recuerdos. Parecen responder a lo que dice Cortázar en el texto "Ventanas a lo insólito" (que alguna vez has citado) de que "toda fotografía es un reto, una apertura, un quizás". Entre lo real y lo insólito, ¿dónde sitúas tu fotografía y qué significa para ti?
Situar mis fotografías siempre ha sido complicado, porque nunca me gustaron las etiquetas. No me veo ni muy fotógrafo, ni muy pintor, ni muy artista, ni muy nada. Estoy entre algo que me entretiene.
Necesito sorprenderme para poder sorprender a los demás. Lo insólito, lo inesperado, la magia que duerme en lo cotidiano, el azar, la poesía.
Y justamente en esa frontera encontramos un elemento que se va repitiendo en tus fotografías: los puentes. ¿Por qué? ¿Qué es lo que te permiten expresar?
Sí, soy fronterizo, me gusta transitar entre la niebla, ver a través de... El puente como metáfora, pasar al otro lado, explorar otros mundos, tender puentes.
"Necesito sorprenderme para poder sorprender a los demás. Lo insólito, lo inesperado, la magia que duerme en lo cotidiano, el azar, la poesía."
En una entrevista dijiste que "en la imperfección empieza el arte", ¿en qué momento te diste cuenta?
La imperfección, el defecto, lo irregular como conceptos me interesaron siempre desde que, en mis comienzos, llevaba a revelar los rollos a una tienda y el empleado me entregaba un sobre doble, es decir las que estaban mejor en un lado y las que estaban peor en el otro.
Las "malas" siempre me llamaban la atención, lo extraño, el misterio estaba allí concentrado. Seguramente esos momentos afloraron años después y fluidamente fui descubriéndome en mis errores, mis defectos, ¿tal vez sea esa mi personalidad fotográfica?


Te declaras amante de la música jazz, ¿en qué crees que tu fotografía se identifica con este género musical?
El jazz me identifica, me acoge en su improvisación, en su swing, sus climas y atmósferas. Suelo acompañar muchas veces mis charlas y series con algún tema que me resulte cómplice.
¿En plena era digital, sigues trabajando en analógico, ¿qué te aporta este formato vs. el digital?
Trabajo con películas porque me da textura, color, grano.... Me gusta también su liturgia, tomar las fotos, revelarlas, positivarlas. Ese tiempo me fascina, sin prisa, a fuego lento.
En cualquier caso, el arte siempre es híbrido, necesitamos digitalizar las fotos para publicarlas, exponerlas.
"El jazz me identifica, me acoge en su improvisación, en su swing, sus climas y atmósferas."
¿Si solo pudieras elegir una cámara y un carrete, ¿cuáles elegirías?
Elegiría cualquier cámara y cualquier película, excitante el reto de "haz lo que puedas, con lo que tengas, estés dónde estés ". Intentar hacer mucho con poco siempre es un estupendo ejercicio.
Un fotógrafo o fotógrafa que te haya marcado.
Mario Giacomelli.
Si tuvieras que recomendarnos un fotolibro, ¿cuál sería?
Muchos y fantásticos libros o fotolibros, por ejemplo, New York 1954-1955 de William Klein, siempre me parece moderno y otro podría ser, las poéticas y deliciosas fotografías de Bernard Plossu en Los años almerienses con cámaras juguete, una joya.


