"No tengo una filosofía. Tengo una cámara. Miro a través de la cámara y hago fotografías. Mis fotografías son la parte más pequeña de lo que veo y de lo que podría haber fotografiado. Son fragmentos de infinitas posibilidades."
Fred Herzog (1930, Stuttgart, Alemania - 2019, Vancouver) es uno de los grandes fotógrafos de la fotografía callejera en color, gracias a sus innumerables y emblemáticas imágenes de la vida en las calles de Vancouver.
De hecho, el tema principal de su obra fotográfica es la calle: en ella, Herzog retrata a trabajadores, escaparates, vallas publicitarias, edificios... Todo ello con discreción, ojo estético, luz natural, una excelente composición y un uso extraordinario del color.
En palabras de Gloria Crespo en un artículo de El País, desde comienzos de los años cincuenta y durante más de cinco décadas, Fred Herzog buscó en sus calles la 'quebradiza objetividad literaria', que había admirado en la prosa de Flaubert, o en 'Manhattan Transfer' de John Dos Passos: el retrato cambiante y heterogéneo del ir y venir de la ciudad moderna, rico en matices humanos y paisajísticos. Lo hizo a través de su cámara y en color.

Fred Herzog usa una Leica y película en color Kodachrome en una época en la que todos los fotógrafos disparan en blanco y negro y en la que el color es incluso menospreciado. Así, sin tener apenas referencias previas, consigue mostrar la vida en las calles y resaltar sus escenas cotidianas con maestría.
Hans-Michael Koetzle, en el libro dedicado a la obra del fotógrafo alemán Modern Color (Hatje Cantz), describe esta elección del color frente al blanco y negro con estas palabras: El color como un medio de expresión autónomo, pero sin sensacionalismo. El color como información adicional con un efecto estético colateral, esto fue lo que interesó a Fred Herzog y resultó en una obra que goza de una coherencia poco usual, artísticamente persuasiva, innovadora y perspicaz, que a través de aproximadamente 100,000 fotografías dejan a uno con la boca abierta – simplemente en términos de cantidad y calidad.
"Tienes que hacer un hueco diario en el que salgas y hagas 50 fotografías y, por lo menos algunas tienen que ser arriesgadas. Quiero decir arriesgadas técnicamente. Tienes que hacer algo que nunca hayas hecho antes."
Hay que tener en cuenta que Fred Herzog no tiene una vida fácil: su infancia coincide con la Segunda Guerra Mundial, durante la cual queda huérfano a muy pronta edad. Este hecho hace que abandone la escuela y empiece a trabajar de marinero en un buque, empleo que le lleva a emigrar a Canadá, estableciéndose en la ciudad de Vancouver en 1953.
Se siente atraído por la fotografía desde joven, pero no es hasta su llegada a Canadá que empieza a dedicarse a ella profesionalmente. Sin embargo, Fred Herzog no vende ninguna fotografía hasta 1970 y no es hasta los años noventa, ya con edad avanzada y retirado, cuando empieza a darle forma a su extraordinario archivo, digitalizando sus obras.


