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"A veces pienso que lo que intento transmitir es la melancolía, si es que se puede transmitir en imágenes (...). La melancolía me lleva a lo pasado, a lo que fue, a tiempos que yo no he vivido pero que me hubiese gustado."
Hola Cristina, ¡bienvenida a Harpo! Cuéntanos un poco sobre ti: ¿quién eres y a qué te dedicas?
Hola, soy Cristina, de Salamanca y actualmente vivo en Málaga, donde trabajo como Team Leader del equipo fotográfico más maravilloso y chachi del mundo en Freepik, una empresa referente en el mundo de banco de imágenes. Además,, sigo como freelance cogiendo los proyectos que realmente me interesan y centrándome a nivel artístico en lo que más me gusta.
Eres licenciada en Historia del Arte, ¿en qué momento decidiste cambiar de rumbo y apostar por la fotografía?
La verdad es que no decidí cambiar el rumbo, antes de empezar Historia del arte, ya había empezado a hacer mis pinitos en el mundo de la imagen con la antigua cámara analógica de mi madre y en la facultad tuve una asignatura de fotografía y me apunté a algún concurso de la Universidad, que, para mi asombro, gané.
No es que siguiera el camino porque pensase que se me diese bien o tuviese ojo, seguí el camino y el rumbo porque me hacía sentir bien y, a día de hoy, me sigue pasando. Más que una decisión, fue una necesidad que fue surgiendo en mí, un desafío, una nueva manera de expresarme, observaba más, paseaba más, intentaba entender qué quería expresar. Fue algo que empecé a meter en mi vida, se convirtió en mi plan favorito, quedar con algún amigo que patinase o simplemente dar un paseo, y de ahí decidí hacerlo más profesional y estudiarlo de una manera más técnica.

La verdad es que nos encantan tus fotografías, tienen mucha fuerza e incluso podrían ser fotogramas de una película, ¿es el cine un referente para ti? ¿De dónde sacas la inspiración?
Muchas gracias y qué bien que os deis cuenta de ello. Antes hacía mucha moda y quería recrear escenarios mucho más cinematográficos y hacer fotos de moda, lifestyles, bodegones con un aspecto y luz de cine. Actualmente, me he alejado mucho de la moda, pero el referente cinematográfico sigue conmigo.
La inspiración la saco de todo lo que me rodea, es cierto que el estilo cinematográfico en la fotografía tiene una de las bases en muchas de mis fotos, pero no solo el cine, la música, el skate y el surf también me inspiran como poesía visual, ir a museos, leer, mis amigos, ir a tomar una cerveza, una buena conversación...
Hay muchxs fotógrafxs que me inspiran como Quentin de Briey, Alberto Polo, Theo Gosselin, Maud Chalard, Cass Bird, Sebastian Zanella, etc. Pero la inspiración más real viene de la gente que está cerca de mí, desde lxs fotógrafxs con los que trabajo en el estudio, el manager, hasta mi madre, mi pareja, mi perrita Nala, mis amigos de toda la vida y mis nuevos amigos...
¿Qué te gustaría transmitir con tus imágenes?
Supongo que la gente que se dedica a lo visual o artístico, su fin es hacer que se mueva algo dentro de una forma u otra. Yo intento que mis imágenes tengan una narrativa visual muy fuerte, que atrape y haga que quieras volver a mirar la imagen: hay un abismo entre ver y mirar.
Casi todas mis fotos tienen un toque melancólico, a veces pienso que lo que intento transmitir es la melancolía, si es que se puede transmitir en imágenes. No hay duda de que es un sentimiento recurrente en mí. La melancolía me lleva a lo pasado, a lo que fue, a tiempos que yo no he vivido pero que me hubiese gustado. Escucho música antigua, me flipan los boleros, la música de los 60- 70, el cine antiguo francés, la ropa retro, disparar en film, revelar en casa, los coches americanos antiguos... Así que creo que sí que tengo intrínseco ese sentimiento que al final es una narrativa que quiero transmitir, un mood, un sentimiento.
"Citando a Buskowski, 'si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti, espera pacientemente. Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa': esta pasión y este rugido son lo que han hecho que haya podido llegar hasta donde estoy."

Compaginas tus proyectos personales con encargos editoriales para revistas como Vogue o Prestige ¿cómo ha sido tu trayectoria hasta llegar a este punto y qué consejo le darías a alguien que está empezando en este sector?
Como decía Bukowski, “la ocasión hay que crearla, no esperar a que llegue”. En mi caso ha sido 100% así, nunca he tenido un contacto dentro de la imagen con el que poder tirar de la cuerda para conseguir trabajos o proyectos. Todo ha sido un proceso, a veces muy duro, pero al final gratificante, realmente me siento muy agradecida de poder estar viviendo de lo que me gusta y estar todos los días en contacto directo con el mundo fotográfico, pero ha sido un camino duro hasta llegar donde estoy.
Actualmente, como he comentado antes. estoy en un estudio gestionando un equipo maravilloso de 10 personas, 5 fotógrafxs y 5 personas de producción y lo compagino con mis trabajos como freelance y mis trabajos más artísticos. De nuevo, citando a Buskowski, “si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti, espera pacientemente. Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa”: esta pasión y este rugido son lo que han hecho que haya podido llegar hasta donde estoy.
En plena era digital, sigues apostando por el formato analógico, ¿por qué?
Tengo pocos encargos en analógico. La mayoría de los clientes me piden todo en digital para abaratar costes, pero desde luego mi corazón es de carrete. A nivel personal trabajo siempre en analógico, trabajo con una galería de arte en París, que me representa y todo el trabajo que mando es en analógico, todo en 35mm y 120mm.
Con el formato analógico cuentas una historia de una solo imagen, la textura, los colores, el rango dinámico, los contrastes, lo orgánico, es diferente. No se trata de píxeles y de cálidad de imagen, sino de llegar al espectador y transmitir, inpirar...
"Intento que mis imágenes tengan una narrativa visual muy fuerte, que atrape y haga que quieras volver a mirar la imagen: hay un abismo entre ver y mirar."

Si tuvieras que elegir una cámara y un carrete, ¿cuáles serían?
Una cámara de 35mm, la Canon A1. Una cámara de 120mm, la Mamiya RZ67 PROII. Y carrete, por calidad/precio, me quedo con el Kodak Ultramax 400, bastante más barato que Portra 400. Para la noche siempre Cinestill 800t, muy cinematográfico.
Si tuvieras que recomendarnos un fotolibro, ¿cuál sería?
Fred Herzog, "Modern Color" / Walker Evans, "Message from the interior" / Quentin de Briey, "Thank you for your business" / William Eggleston, "The democratic forest".
